Esta homilía atáxica está copiada del foro nosesimeexplico.com, y la reproducimos aquí por considerarla interesante.
Si lográis entender algo, por favor, me lo comentáis.
López -Maitre- |
No sé si les he dicho que la finura del estruendo es como servir el triciclo pero sin recoger.
La estola siempre late en su verdor, pero cuando el segundo muestra su telón, los estantes del guardameta se intuyen más lógicos que nunca; ya, ya sé que llover no es urdir el tridente ni la melaza sabe rodar cuando los capotes amanecen sedados.
Pero aquello que se ríe sin la desazón del escoplo puesto en hora es siempre más lúgubre que las espuelas nacidas o que un pretil.
A veces el tráfago ineluctable de la diáspora pone sus ónfalos en el alféizar.
No siempre, pero si el bejuco resopla con la incertidumbre de la anosmia, los caracteres malogrados se erizan como cipayos mecidos en la urdimbre.
Ya lo segó el témpano de la cimitarra, si apeas la baldosa no resumas el carenado.
Claro que anquilosar un taranto tal vez ulule algún gaznápiro, pero es variopinto y no segrega más soliloquio que los macilentos.
Ustedes verán. Yo oreo ya el paralaje.
¡El que le entienda... que le compre! :-)
ResponderEliminarNo entiendo nada.Agustin
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