miércoles, 22 de junio de 2016

Boletín FEDAES 148

«El mundo se ha reído siempre de sus propias tragedias, como único remedio de soportarlas.»

Oscar Wilde (1854-1900, Dramaturgo y novelista irlandés)



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Este boletín es la voz de la Federación Española de Ataxias (FEDAES) y por tanto, tu voz, así que para que realmente sea informativo y actual, si tienes cualquier información, artículo, opinión o escrito que creas interesante házselo llegar a: 

miércoles, 15 de junio de 2016

Polímeros bioactivos transportan material genético dentro de la célula

Científicos españoles y británicos han desarrollado una metodología para fabricar polímeros compatibles con medios fisiológicos de una forma rápida y sencilla. Estos compuestos se pueden activar para introducir ADN o ARN en el interior de una célula. El avance, portada de la revista Angewandte Chemie, se podría aplicar en futuras terapias génicas.

Portada de Angewandte Chemie con el esquema del estudio y uno de los autores, Javier Montenegro, del CiQUS

Una de las últimas portadas de la revista Angewandte Chemie muestra un polímero gris con una sucesión de hidracidas, compuestos químicos que actúan de 'enchufes' donde se conectan diferentes moléculas. De esta forma se activa el polímero –que pasa a rojo y negro en el dibujo–, un estado en el que puede interactuar con ácidos nucleicos, como el ARN. Ambos forman una maraña o nanopartícula que puede atravesar la membrana celular. Luego, dentro, se puede desenrollar y liberar el material genético.

El material polimérico se ha aplicado con éxito para transportar ARN al interior celular, por lo que podría aplicarse en terapia génica



Esta ilustración resume el proceso que han realizado investigadores del Centro Singular de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares (CiQUS) de la Universidad de Santiago de Compostela, junto a colegas de la Universidad de Birmingham (Reino Unido). El equipo ha desarrollado una nueva técnica para preparar diversos materiales poliméricos (formados por unidades repetidas) y bioactivos, además de hacerlo de manera rápida, sencilla y en condiciones compatibles con un medio fisiológico.

“De esta forma nos evitamos los pasos de purificación y aislamiento que son necesarios en otros métodos de síntesis de polímeros, donde se utilizan normalmente disolventes orgánicos incompatibles con el medio fisiológico”, explica Javier Montenegro, coautor del trabajo, quien destaca que el modelo se ha aplicado con éxito para el transporte y entrega intracelular de un material genético concreto: ARN interferente (siRNA), un pequeño ARN de cadena doble que interfiere el paso de información del ADN a la síntesis de proteínas.

Los investigadores primero crearon el andamio o molde polimérico con las hidrazidas, donde se pueden anclar moléculas con diferente naturaleza, que cambian la naturaleza del polímero. De esta forma lo pueden activar para transportar ADN o ARN a través de las bicapas lipídicas de la membrana celular.

Con células humanas HeLa

En su experimento los investigadores han empleado células humanas HeLa, muy usadas en cultivos celulares, tratadas artificialmente para expresar una proteína fluorescente. Es decir, pueden brillar. Gracias a que el siRNA tiene una secuencia que inhibe la proteína fluorescente, se puede medir como transcurre la entrega del ARN simplemente viendo cuánto ha dejado de brillar la célula.

Según los autores, los resultados de este nuevo mecanismo de síntesis se podría aplicar como ‘terapia génica’, ya que permite la transmisión de material genético para, por ejemplo, desactivar la síntesis de una determinada proteína. Tambien se podría emplear en otras áreas de interés biológico, como el desarrollo de polímeros antimicrobianos.

Fuente: sinc La ciencia es noticia

domingo, 12 de junio de 2016

Carracedo reclama más formación genética para los médicos de familia

El genetista explica que su introducción en los centros de salud mejoraría la diagnosis de dolencias como el autismo

El doctor Carrecedo, genetista de prestigio internacional


Los médicos de familia deben saber más de genética, una rama de estudio que puede facilitar mucho la diagnosis de determinadas patologías como el autismo o las enfermedades raras. Esta idea, que señala los puntos flacos de los actuales planes de estudio de Medicina, fue defendida ayer en el marco del 36 Congreso de Medicina y Familiar y Comunitaria (SemFYC) por el profesor Ángel Carracedo, catedrático en la Universidad de Santiago y una de las voces más autorizadas en este terreno a nivel internacional. Según el especialista, la formación genética está muy presente en otras carreras como Veterinaria o Biología, en contraste con el escaso peso que se le concede en la Medicina, pese a las ventajas que ha demostrado tener.

El 80% de enfermedades raras

Lo paradójico de esta carencia formativa, explicó, es que a través de la genética los médicos de familia —como primer enlace con el paciente— pueden descubrir dolencias que afectan no solo al individuo en sí, sino también a su familia. «El número de casos que se pueden diagnosticar mediante pruebas genéticas es cada vez más importante, hasta el punto de que en el autismo o en la discapacidad intelectual el porcentaje puede alcanzar el 40 por ciento y en las enfermedades raras el 80 por ciento», anotó el profesor Ángel Carracedo ante los asistentes al acto.

Que los profesionales de Atención Primaria incorporen estos conocimientos —que sí se han introducido ya en el sistema MIR— abriría la puerta a la normalización de los conocidos como «tratamientos personalizados», un concepto hacia el que camina la nueva medicina y que pasa por explicar la causa de la enfermedad de una forma individualizada a través de biomarcadores. A este respecto, Carracedo no tuvo dudas en asegurar que la farmacogenómica —que lleva a un tratamiento personal y específico para cada caso— «es ya una realidad».


Tratamientos personalizados

Apelando a la naturaleza del médico de familia, el genetista también apostó por implicar a estos doctores en todo el proceso de consejo genético, es decir, en el estudio que se realiza a un paciente determinado para comprobar si existe riesgo de que en su familia pueda repetirse la enfermedad que él padece. Se trata de unas pruebas con las que es posible adelantarse al futuro desarrollo de un alto número de enfermedades y cuyo proceso debería empezar en la consulta de los centros médicos.

La segunda jornada del SemFYC celebrada ayer en la ciudad herculina contó con el desarrollo de un total de diez mesas y talleres científicos que se prolongaron a lo largo de todo el día y tuvieron la participación de destacados especialistas. La atención a mayores, el papel del cuidador y cómo evitar el ensañamiento terapéutico fueron algunos de los temas sometidos ayer a análisis.

Fuente: ABC Galicia

sábado, 11 de junio de 2016

Diseñada una nueva terapia celular casi ‘universal’

La técnica promueve la proliferación de células sanas genéticamente manipuladas para repoblar el tejido u órgano enfermo in vivo.


En los últimos años se han desarrollado multitud de estudios dirigidos a evaluar la viabilidad y eficacia de las terapias génicas en múltiples enfermedades. Unos tratamientos cuyo objetivo fundamental es el de lograr que un órgano o tejido enfermo asimile nuevas células sin defectos genéticos que acaben suplantando a aquellas que, genéticamente defectuosas, causan la enfermedad. El problema es que estas terapias requieren el trasplante de un gran número de células, por lo general células madre, que suelen ser incapaces de sobrevivir al procedimiento. Y a ello se aúnan las dificultades que plantea la manipulación genética de las células, para lo cual suelen emplearse vectores que, caso de los virus, no resultan precisamente seguros. Sin embargo, un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de la Salud y las Ciencias de Oregón en Portland (EE.UU.) describe una nueva técnica que facilita la selección de las células genéticamente modificadas y, por tanto, promueve una erradicación ‘más natural’ de la enfermedad. O así sucede, cuando menos, en modelos animales –ratones– con enfermedades hepáticas.

Concretamente, el estudio, publicado en la revista «Science Translational Medicine», muestra cómo la nueva técnica posibilita la repoblación del órgano afectado –en este caso, el hígado– por células genéticamente modificadas para erradicar la enfermedad. Y lo que es más novedoso e importante, que esta modificación genética y posterior repoblación se lleva a cabo no en el laboratorio para su posterior trasplante al paciente, sino en organismos vivos.

‘Selección natural’ celular

La teoría en la que se basa el método empleado por los investigadores resulta relativamente sencilla. Y es que para llevar a cabo el estudio, tan solo tuvieron que incluir un gen terapéutico en un tipo de ARN artificial denominado ‘horquilla pequeña de ARN’ –‘shRNA’ según las siglas en inglés– y hacerlo llegar a las células hepáticas de los ratones. En consecuencia, las células que adquirieron este ‘shRNA’ acabaron asimilando el gen terapéutico, garantizando así que estuvieran libres de enfermedad.

Sin embargo, el ‘shRNA’ no solo transportaba el gen. También inducía la no expresión de una enzima que provocaba que las células fueran sensibles a un fármaco llamado ‘CEHPOBA’. Por tanto, y una vez desactivada la expresión del enzima, las células ‘tratadas’ con el ‘shRNA’, además de sanas, eran resistentes al fármaco.

Así, y una vez las condiciones estuvieron ultimadas, tan solo hubo que tratar al animal con el referido ‘CEHPOBA’, lo que supuso la muerte de las células hepáticas sensibles –tanto sanas como enfermas– y la supervivencia de las células hepáticas resistentes –todas ellas sanas–. Una especie de ‘selección natural’ celular inducida por el fármaco.

Y alcanzado este punto, ¿qué ocurrió a continuación? Pues que las células supervivientes proliferaron y repoblaron el hígado. Y como todas portaban el gen terapéutico, se erradicó toda presencia de la enfermedad.


Más allá del hígado

En definitiva, el nuevo método, aún sencillo en la teoría, parece muy eficaz. De hecho, como explica Sean Nygaard, director de la investigación «se trata de un método universal de selección que podría ser utilizado para las terapias celulares en las enfermedades metabólicas y hepáticas neonatales y en distintos trastornos genéticos, caso de la hemofilia B».

Pero los autores van, incluso, más allá, y ya están diseñando estudios para evaluar la viabilidad del método en todos los tejidos con capacidad de proliferación tras una lesión, caso de la médula ósea, la piel o el intestino.

Fuente: ABC Salud

miércoles, 8 de junio de 2016

Entrega de nuestra colaboración anual

Siguiendo las instrucciones de nuestra última Asamblea General de socios de 23/04/2016, estos días, hemos entregado nuestra colaboración en 2016, para investigación a:

A (FEDAES), la Federación de Ataxias de España, por medio de una transferencia bancaria.


A la (FPGMX), firmando la prórroga Anual del Convenio de Colaboración 



A (FEGEREC), la Federación Gallega de Enfermedades Raras e Crónicas

martes, 7 de junio de 2016

Celia, la niña que dio nombre a una enfermedad con solo 6 casos en el mundo

Naca Pérez de Tudela tiene grabada en la memoria la historia de la enfermedad de su hija Celia.


Se acuerda de cada visita al médico, de cada noche sin dormir, de todos los intentos por ayudarla.

Celia nació en febrero de 2004 y parecía una niña sana, pero no lo era. 
                             
Dentro de su cuerpecito portaba un gen mutado que poco a poco iba a ir destruyendo sus neuronas.

Su caso fue un misterio durante mucho tiempo y la enfermedad de Celia no fue descubierta hasta después de su muerte, en gran parte gracias a ella y a sus padres.

Por eso, los médicos la bautizaron como "encelopatía de Celia", una dolencia de la que solo ha habido seis casos en el mundo, todos en la región de Murcia, en el sureste de España.

Solo uno de ellos vive todavía: una niña que tiene ahora ocho años.

Una niña sonriente
Celia nació en Totana, un pueblo de Murcia. Y aunque tuvo algunos problemas de alimentación al principio, ni sus padres ni los médicos notaron nada muy preocupante sobre ella.

"Siempre miraba a la cámara y sonreía. Nunca sospechamos que tuviera ningún retraso mental", le cuenta su madre Naca a BBC Mundo.

Pero cuando iba a cumplir un año, sus padres percibieron un estancamiento en su desarrollo.

A los 16 meses la niña empezó a caminar, pero de forma inestable.

Nunca llegó a articular frases, poco más que "mamá", "papá" o "agua".

Cuando Celia iba a cumplir dos años y tras una prueba genética, una doctora del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia la diagnosticó con "lipodistrofia congénita de Berardinelli".

Es una enfermedad causada por una mutación en el gen BSCL2-seipina que causa una ausencia casi total de grasa, un aspecto robusto y trastornos metabólicos.

Pero los síntomas de la niña no concordaban con los típicos de esa enfermedad, y ahí empezó una búsqueda a la que se unió en 2008 el doctor David Araújo-Vilar, médico del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela.

Un rápido deterioro
"Cuando vi a Celia en 2009, estaba convencido de que ese no era el diagnóstico", le explica a BBC Mundo Araújo-Vilar.

Celia tenía un aspecto físico que no coincidía con los casos de lipodistrofia de Berardinelli.

A los 3 años, la niña empezó a perder habilidades que había adquirido.
Su problema estaba en el cerebro, con "signos evidentes de una encefalopatía grave y progresiva", en palabras del médico.

A los tres años, Celia había empezado a empeorar a gran velocidad.

"Poco antes nos habíamos permitido ir por primera vez de vacaciones a la playa. Se estaba empezando a ver el fruto de nuestro trabajo", cuenta Naca.

Los padres llevaban a Celia a una escuela pública, también la visitaba un psicopedagogo en casa y, en resumen, luchaban día y noche por ella.

Y no era fácil. "Todo el mundo te dice lo que tienes que hacer, aunque no preguntes", resume Naca.

Ese verano, los padres notan que Celia va perdiendo habilidades, como si se le hubiera olvidado todo de pronto.

Todo sucede muy rápido. Celia deja de dormir por las noches.

En noviembre se empieza a caer de frente, dándose golpes en la cabeza. La boca se le va desencajando, la mirada se le pierde.

A los cuatro años, Celia ya no camina nada y casi no duerme.

El empeño de un médico
Sorprendido e intrigado por el caso, Araújo-Vilar empieza a investigar.

Celia tiene la mutación genética que causa la lipodistrofia de Berardinelli, pero los síntomas no coinciden.

La doctora Encarna Guillén, que había diagnosticado a Celia, le pidió a Araújo-Vilar en 2009 hacer un diagnóstico de otro caso, una niña de Mula (Murcia) de la que sospechaba que sufría la misma lipodistrofia.

Los médicos encontraron que esta niña portaba la misma mutación que Celia y, en su caso, sí tenía los síntomas típicos de la lipodistrofia de Berardinelli.

Los padre de Celia lucharon incansablemente por ayudar a su hija.

Las incógnitas aumentan, pero los médicos siguen investigando.

Entonces descubren que dos familiares de esta niña, hermanos entre ellos, habían muerto más de 20 años atrás por una lipodistrofia.

Y los estudios genéticos de sus padres, que todavía estaban vivos, confirmaron que tenían las mismas mutaciones que esa niñita de Mula.

Además, la neuropediatra Rosario Domingo descubrió otro caso de encefalopatía con la mutación de Celia hacía unos 30 años, como publicó el diaro El Mundo.

Los análisis genéticos de sus padres mostraron que los padres tenían mutaciones en el mismo gen.
Y encontraron, finalmente, un sexto caso de un niño fallecido hacía más de 20 años.

"Todos tenían la misma mutación, pero no conocíamos el mecanismo que producía el daño al cerebro", explica Araújo-Vilar.

Un gesto especial
Celia murió en 2012, a los ocho años, y ese mismo día sus padres llamaron al doctor Araújo-Vilar.

"Siempre me acordaré de ese día. Estaba con mi coche en el taller y me llamaron para darme la noticia y para ofrecerme muestras de los tejidos de Celia", explica el médico.

Solo cinco días antes, el doctor había estado cenando con ellos en su casa.

El gesto, en unos padres destrozados, que llevaban meses turnándose por las noches para cuidar de la niña, enterneció al médico.

"Solo gente muy especial puede hacer eso", dice.

Celia murió a los ocho años tras un
proceso de profundo deterioro.
En 2013, Araújo-Vilar publica el primer artículo científico del caso en la revista Journal of Medical Genetics.

Y bautiza la enfermedad, sobre la que ha logrado desentrañar casi todos los misterios que quedaban, como encefalopatía de Celia.

Los médicos saben ahora que la encelopatía de Celia y la lipodistrofia de Berardinelli están asociadas.

"La encelopatía de Celia es un subtipo de la distrofia de Berardinelli", cuenta Naca, quien preside la asociación de Asociación de Familiares y Afectados de Lipodistrofias (Aelip).

Su marido, Juan Carrión, preside la Federación Española de Enfermedades Raras FEDER.

Los investigadores han realizado análisis genéticos y estiman que hay 123 portadores sanos del gen mutado, todos en el pueblo de Totana.

"Es una prevalencia muy alta en términos de enfermedades raras", dice el médico.

Araújo-Vilar calcula que en los próximos 10 años podrían aparecer unos 3 nuevos casos.

El médico todavía no sabe con exactitud por qué solo ha habido casos de encefalopatía de Celia en Murcia, pero cree que tiene que ver con la endogamia.

Los padres de Celia esperan que el esfuerzo sirva para ayudar a la niña que sigue viva, quien está siendo tratada con un novedoso tratamiento.

"Al menos la familia, que vive a 40 kilómetros de nosotros, tiene un camino marcado", dice Naca.

"Para nosotros es una forma de tener a Celia presente".

Fuente: bbc