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EDITORIAL
A pesar de la edad, que inevitablemente te hace un ser pragmático, a uno, como a todos, nunca le abandona esa parte inocente y fantasiosa del niño que un día fuimos y que sigue habitando en alguna parte de cada uno de nosotros.
Esa mente plenamente emocional nos sigue proporcionando el pequeño e íntimo placer de tener fantasías, irracionales por definición, que permiten jugar mentalmente con situaciones imposibles o utópicas. ... ...
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